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ojos / vista

Aquí me permití realizar una lectura de mis acciones,  estados corporales y emocionales al condensarlos en imágenes principalmente visuales.

- Tácticas de la espera

- Eu

El ejercicio “Tácticas de la espera” es el segundo ejercicio realizado en la materia de Taller. Allí partimos de una reflexión sobre lo que significa esperar. La acción de esperar se convierte un espacio de tiempo muerto, un no-lugar, un límite o una transición entre dos acciones. Aparece una jerarquía del quehacer, el mantenerse ocupado con algo y esperar a que llegue ese momento de realizar una acción real. Para mí la cuarentena fue un espacio de estar esperando algo siempre, a veces no sabía que esperaba, pero la monotonía y el aburrimiento parecía justificar que yo estaba en ese tiempo muerto de esperar.

Bajo estas reflexiones mi ejercicio mutó en una especie de cómic que recuerda los manuales de instrucciones de Julio Cortázar donde encontramos cuentos como “Instrucciones para llorar” o “Instrucciones para dar Cuerda al Reloj”, entre otros. Esta vez, lo que hago son pequeñas y sencillas viñetas de pequeñas acciones que realicé durante mi confinamiento, pensando también en el valor que podía hallar en dichas acciones.

Eu

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Parto de preguntarme a mi misma que es algo que normalmente no haría dentro de mi proceso artístico. Aunque he realizado autorretratos, siempre están reducidos a una práctica, a un garabato o dibujo que no trasciende y que no trabajo más allá de lo momentáneo. Siempre me ha conflictuado la imagen de mi cuerpo, de mi cara, de lo que soy, así que grabarme representa una intromisión en mi espacio personal, en lo reservado de mi forma de ser e incluso una invasión a lo que soy detrás de los muros de mi habitación.

El semestre pasado construí un proyector a partir de una caja y una lupa, las imágenes que se construían quedaban proyectadas en una hoja de papel mantequilla. Lo que grabo es esta proyección que aparece invertida.

En esta ocasión, lo que proyecta la cámara soy yo, en mi habitación con la vaga iluminación de una lámpara de mesa de noche. La poca iluminación hace que el ruido de la imagen se incremente y que mi cuerpo y rostro no se distingan de la mejor manera, lo que me reconforta y aporta a sentirme más cómoda a la hora de revisar estas grabaciones. A pesar de ello en el video está presente, todo el tiempo la incomodidad de sentir un lente que me señala, en el momento de la posproducción se hace inevitable recargar aún más efectos y sobresaturar el ruidoso granulado del video para que mi cuerpo se vea cada vez menos y yo me haga cada vez difusa. -Recomiendo ver el video y las imagenes en una habitación con poca luz-.

De igual manera, me gusta mucho el color que añado en la edición. Inicialmente como un proceso completamente intuitivo y aleatorio, pero que empieza adquirir similitudes con lo que captan las cámaras termográficas a partir de las radiaciones y sensibilidad a la temperatura. De allí, realizo algunas pinturas digitales pensando la mancha a partir de estas temperaturas que puedo imaginar y contrastar con el clima de mi habitación, de la noche, de la ciudad, de mi cuerpo. Además, creo importante resaltar como estos colores se conservan en una paleta que vuelve a aparecer en el rizoma que realicé en los espectrogramas del ejercicio de “Me volví viejo”.

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