Pies / espacio
El situarse en un espacio es un ejercicio determinado por todos los sentidos, aquí me permití hacer una lectura profunda de los espacios que habito en donde predominan imágenes abstractas de lo que es un emplazamiento espacial de mi misma y de mi cuerpo.
- Cartografías
- Recorridos
- Heridas
Cartografías
Si venimos de una educación tradicional occidental es inevitable que nuestro imaginario de norte y sur traiga consigo una serie de jerarquías y de poderes culturales de acuerdo a los países que se ubican en cada hemisferio. Al norte está el primer mundo y el desarrollo. Lo demás está en el sur. El norte está por encima, el norte es la dirección correcta, los mapas que vemos tienen dimensiones irreales y direcciones que responden a estas mismas jerarquías del poder.
El emplazamiento de nuestro planeta en el universo, no tiene arriba ni abajo, es allí de donde surgen otros planteamientos de diferentes formas de representar la posición geográfica de las regiones de la Tierra. Las diferentes cartografías que se han construido a lo largo de la historia ofrecen diferentes lecturas, en este caso el primer detonante fue la observación del McArthur's Universal Corrective Map of the World. Un giro al atlas tradicional cambia radicalmente la percepción de las cosas y es allí donde yo construyo mi primera mirada cartográfica propia que parte de querer observar los espacios a través del color y los límites imaginarios.
Inicio trazando una mirada sobre el plano general de la cartografía, un plano que abarca la totalidad de los continentes y donde el agua salada ocupa la gran mayoría de los espacios para continuar reduciendo el plano de la cartografía y los territorios que abarca. Las últimas imágenes abarcan el mapa de Colombia desde distintas lecturas territoriales, lecturas del mapa político que eliminan las fronteras, o del mapa hidrográfico dejando solo los vacíos de color blanco a donde corresponde el lugar por donde corren algunos ríos.
Recorridos
Bajo las circunstancias de una pandemia tomo cualquier excusa para salir a la calle. Normalmente mis trayectos estaban reducidos a desplazarme entre un punto A (mi casa) y un punto B (la universidad).
Últimamente, el punto A es el mismo punto B. y el punto B es el mismo punto A.
La pedaleada es solo una excusa para salir, mis recorridos ahora son recorridos de la deriva y la falta de un destino.
Un día del que ya perdí su fecha escribí:
Me las encuentro en medio de estas paredes, del piso, dentro de los cajones, en los bombillos, debajo de los tapetes y de las mesas. Estos muros concentran mucho calor, a veces se siente sofocante; pero otras, se percibe realmente cálido.
¿Qué me encuentro? A esta fecha ya no sé a qué me refería, pero en mis recorridos estoy abierta a esa incertidumbre. De eso se trata ahora ese divagar.
Registrarlo es raro para mi. Pero es más raro intentar condensarlo en una imagen, o en varias. Nuevamente aprovecho las herramientas digitales, ese se vuelve mi medio y son ellas quién condicionan mi proceso. La aplicación “cyclers” que tengo en mi celular me permite registrar cada cuadra que recorro, a qué hora, cuál fue mi velocidad, el perfil de elevación de los terrenos por los que pasé e incluso cuál fue mi aporte a la huella de carbono. Bajo esta cantidad de datos el único que me interesa realmente es la representación gráfica del territorio que recorrí. Mi paso por las calles deja una línea dibujada, y lo que busco con estos registros es que estas líneas se conviertan en dibujos y manchas abstractas que no puedo determinar mientras pedaleo, a menos que lograra observar mi andar desde un vuelo de pájaro. Al final es esta aplicación la que me da los registros exactos de mis azarosos recorridos. ¿Qué pueden decir esas imágenes? Ellas hablan de donde vivo, de mis decisiones, incluso de mi estado físico, de las zonas que más frecuento, los espacios que habito y aquellos que solo son un lugar de paso.
Pantallazos de la app Cyclers
Acrílico sobre papel (44 cm x 40 cm)
Hay imágenes visuales, imágenes sonoras e imágenes corporales. Estas últimas pueden ser los morados que tengo en las rodillas o la cicatriz que me quedó para siempre en el codo por culpa de una caída poco memorable. El siguiente ejercicio que surge es que mediante grabaciones inestables y mal hechas puedo registrar también lo que veo incluso desde la perspectiva del manubrio. Allí no tengo mucho control sobre las imágenes que grabo, ya que debo preocuparme en la bicicleta y el trayecto más que en los videos, si no quiero accidentarme. Al final, yo misma tampoco tengo certeza de las imágenes que quedaron en el video y es mi yo de la posproducción quien decide superponerlas, invertirlas y manipularlas para mostrar algo más cercano a estos recorridos que puedo mostrar desde lo que capturo con mi celular.
Heridas
Hace poco me volví a caer montando en bicicleta, eso trae ser torpe y un poco imprudente. Después de registrar los recorridos, ahora lo que veo es que los registros del andar en bicicleta también quedan en el cuerpo, algunas veces más explícitamente que otras. Está el dolor de músculos y la fatiga que no se puede ver en las fotos, y también están los moretones y las raspaduras que son las que he decidido utilizar en este ejercicio. De forma similar a lo que realicé con las cartografías, aquí dibujé mis raspones, golpes y cicatrices. Al final, estas imágenes me recordaron accidentes geológicos, se comportaron como una suerte de cartografías paralelas a las primeras que realicé gracias a los colores que empleé.
Mediante estas pinturas digitales se condensan estas sensaciones y experiencias corpóreas.